Con una rica tradición musical, Brasil ha colocado a lo largo de su historia ciertas tendencias musicales muy particulares, como lo ha hecho en la última década con el apogeo del funk, o baile funk, el cual rompe con lo que tradicionalmente conocemos como funk de la escena anglosajona. El funk brasileño, que a nivel mundial no a tendido alcance aún ─opacado por el raggaetón y las crecientes tendencias de los ritmos afro─, sigue siendo la carta que se juega en la escena musical brasileña actual con distintas vertientes, cada una con sus particularidades que semana a semana se llena de lanzamientos por djs, productores y MCs, muchos de ellos partiendo también de una tradición que no se ha explotado de la misma forma, a pesar de llevar más años en su escena musical, pero ha tenido centenares que se sumaron al funk. Hablo del rap, he ahí del porqué muchos de los cantantes de funk se hacen llamar MC y anteponen el acrónimo entre sus aka, que no dista mucho en el significado que se conoce en el hip hop.

Pues bien, teniendo este breve antecedente, también podemos hablar de las influencias que han nutrido el rapping y que actualmente están consolidando una escena, pequeña, pero sentando las bases exportadas desde UK; hablamos ni más ni menos del grime, el cual, gracias a internet ha estado llegando a ese país del continente americano, principalmente a Rio de Janeiro y que está siendo tendencia entre los dj que pinchan en clubs, haciendo sonar desde lo clásico a lo más nuevo principalmente importado desde Londres.

Sobre este contacto de las dos escenas y el auge que ha estado teniendo el grime en Brasil, Red Bull a través del artículo de Jesse Bernard, nos dejan parte de la historia de algunos de sus actuales representantes en lo que conforma lo que hoy se puede hablar como la escena del «brime».

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